Un druida es un ser que vive de otra forma. Tal vez le veáis inmerso en este tiempo, en este espacio: pero es sólo en apariencia. La vida del druida va más allá del materialismo reinante. Es una espiritualidad rica, presente, por encima de la simple realidad visible. Es un hálito de vida que late en cualquier lugar, que se capta paseando por cualquier vereda, viendo una mariposa volar, observando la lenta gestación de una tormenta en el horizonte...
Tal vez penséis: pensamiento antiguos, fuera del mundo...no, no es así. O por lo menos no importa que alguien piense así: el druida accede al espacio en el cual todo tiene sentido, todo tiene una razón de ser. El tiempo deja de tener importancia, el espacio se transforma en algo fluido.
Enseñanzas antiguas que no se registraron por escrito han pasado, de generación en generacion, hasta nosotros, hasta todas aquellas personas que, insatisfechas con el mundo actual que han construido los poderosos, se vuelven a la naturaleza y dicen: ¿por qué no puede ser todo tal y como una vez fue...? Más sencillo, más...humano.
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